¿Cómo agradecer lo malo que nos pasa en la vida?

Oct 06, 2022

¿¡En serio!? ¿Debo agradecer después de haber perdido mi empleo o porque mi esposo está hospitalizado o porque a mi hijo le robaron su bicicleta en un atraco violento y yo no puedo hacer nada para calmar su miedo y su dolor? ¿Agradecer por las pequeñas dificultades, por los grandes problemas, por el sufrimiento insoportable que no se va?

¡Sí! 

Obviamente, sentir gratitud por esa pareja fantástica que está a tu lado, por el viaje a Europa, por el aumento de sueldo o por el grado de tu hijo con honores es fácil… ¡muy fácil! Otra cosa es ser agradecido por esas cosas malas que, por supuesto, destacan ‘sobradas’ sobre las buenas.

Resulta que cuando tú agradeces por las situaciones malas, obtienes el mismo beneficio que cuando lo haces por las buenas. Es decir, tu vida cambia.

Cuando haces del agradecimiento, por lo bueno y por lo malo, un ejercicio habitual y sincero, te conviertes en una mejor persona. ¡Las situaciones dolorosas dejan lecciones muy valiosas!

Entonces, ¿qué agradecer?

¡Advertencia! La idea no es agradecer el hecho en sí. Por ejemplo, nadie te pide que agradezcas por esa persona que durante años te manipuló, te usó, abusó de ti o te hizo sentir insignificante; debes mostrar agradecimiento por la situación, pues te dejó un aprendizaje valioso: “No permitiré más cretinos en mi vida, ahora sé cómo reconocerlos y alejarlos de inmediato, merezco una pareja maravillosa”.

Aunque suene a cliché, los eventos dolorosos dejan valiosas enseñanzas. Al superarlos y agradecerlos, habrás aprendido a perdonar, a ser más comprensivo o tolerante, o a no ser tan confiado o impaciente o terco, o a ser menos riguroso o celoso o dominante. En fin, la lista de las lecciones que dejan las cosas malas es larga… y con toda seguridad, no habría otra forma distinta de que las aprendieras.

¿Y cómo lo haces?

  • Al igual que por las cosas buenas, el agradecimiento por las cosas malas debe ser hecho desde el corazón, en forma sincera. No se vale en ‘modo obligado o forzado’. 
  • En medio del dolor, las lágrimas o la rabia no es fácil reconocer a primer vistazo la lección que te está dejando esa mala experiencia. Tómate tu tiempo, analiza los detalles, las circunstancias, pregúntate qué te intenta decir. Poco a poco encontrarás la respuesta. ¡Y cuando lo hayas logrado, agradece por esa oportunidad de crecer!
  • Si se te dificulta mucho, centra tu atención en algo positivo (el sol está saliendo, una amiga querida acaba de llamarte, el almuerzo estuvo delicioso, un buen libro te espera en la mesa de noche) y da las gracias por ello. Entonces estarás listo para dar el siguiente paso.

 Cuando te muestras agradecido por haber experimentado momentos difíciles y logras aprender la lección que te dejaron, dejarás atrás la rabia, la amargura, la frustración, el deseo de venganza, el miedo…



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