En caso de emergencia...

amorpropio hijos mujeres May 31, 2021

Cuando en un avión nos dan las indicaciones de qué hacer en caso de emergencia, una de las primeras recomendaciones es: “Si viaja con niños, por favor póngase usted primero la máscara de oxígeno y luego la de ellos”.

Este principio, tan lógico en casos de emergencia cuando volamos en un avión, debería trasladarse a nuestra vida cotidiana. Sin embargo, hay una culpa inherente a la maternidad, la cual hace que muchas mujeres se sientan terribles si no están 24 horas del día en función de sus hijos.

Algo que pareciera tan insignificante como ir a la peluquería o leer una revista las hace sentir las peores mamás del mundo porque no están jugando con sus hijos o buscando en qué coparles la agenda.

Demasiadas madres creen que dedicar un par de horas a su propia felicidad o a darse algún gusto personal, es un acto de egoísmo y no una necesidad básica. ¿Y lo peor? Si ellas solitas no se sienten mal, la sociedad o las otras mujeres se encargan de hacerlo.

Frecuentemente, en las relaciones tampoco entendemos muy bien el concepto de estar bien con uno mismo antes de estar bien en pareja. Pasa a menudo que si nuestra pareja nos dice que quiere estar o salir sola, tomamos esa petición como una ofensa y de inmediato le juzgamos por reclamar su espacio personal.

Y de la misma manera nos angustia o nos da vergüenza cuando somos nosotros quienes necesitamos algo de “oxígeno”. Creemos que el amor es estar juntos todo el día, aunque los dos se estén quedando sin respiración.

Si estamos ahogados y desgastados nos es muy difícil actuar con amor. Las tareas más mundanas con nuestros hijos o nuestras parejas se convierten en un sacrificio y no en un placer. Pasamos de agradecer los momentos juntos, a sentirlos como una carga o un lastre. El día en que nuestros hijos nos reclaman su independencia lo sentimos como una bofetada a nuestra autoestima y no como una fuente de orgullo. Si nos quedamos sin pareja, se nos derrumba el mundo entero y no solamente una parte de él.

En una sociedad que permanentemente nos exige tanto, no podemos perder de vista que para ser la mejor versión de nosotros mismos y ser genuinamente generosos con nuestro tiempo y nuestro corazón, es esencial procurar estar plenos, felices y “bien oxigenados”… Sin olvidar que nuestros seres queridos también lo necesitan.



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