Fui yo.

Jun 21, 2022

En las épocas de antes, cuando los niños se entretenían con juegos que hoy parecen arcaicos -como el escondite, la bola o ‘a la lleva’- era casi inevitable que algo se rompiera en la casa, debido a los tropezones que se daban. Y casi siempre, lo que más rápido se iba al piso era lo más valioso o lo que la mamá más valoraba. Apenas ella oía el ruido de la quebrazón, entraba al cuarto y antes de decir cualquier otra cosa, preguntaba: “¿Quién hizo esto?”. Y como guiados por piloto automático, todos los niños se miraban y en coro respondían: “Yo no fui”. 

Muy rara vez, alguno tenía el coraje de asumir la responsabilidad y decir: “Fui yo”. Todos sabían que quien asumía la responsabilidad iba a ser castigado y seguramente tendría prohibido volver a jugar.

Como adultos pareciera que seguimos sintiendo ese mismo pánico a asumir la responsabilidad por nuestros actos y nuestras decisiones. Los que han ido a terapia, como yo, han pasado por horas de análisis sobre el porqué culpamos a nuestros padres por todo lo mal que, posiblemente, nos ha ido en la vida.

Otros están condicionados a otorgarle la responsabilidad de sus malos hábitos a un legado familiar. Por ejemplo, “es que todos en mi familia somos malgeniados” o  “yo soy impuntual porque mi mamá lo era”. Incluso, en el papel de terceros, hacemos afirmaciones como “en esa familia todos son ladrones”.

Y ni hablar de los políticos, quienes jamás asumen la responsabilidad de nada. Aun cuando los cojan con las manos en la masa, logran echarle la culpa a alguien más o a un caso fortuito de la vida. Nunca asumen completamente el peso por sus malas decisiones y sus actos equivocados. 

El señor Harvey Weinstein, quien durante décadas acosó sexualmente a lo que parece son centenares de mujeres, negó en un principio las acusaciones; ahora admite que cometió un error y que necesita ayuda. ¿Será mucho pedir que tenga los pantalones (por primera vez) para decir que se apropia completamente de la responsabilidad de sus agresiones y que está dispuesto a asumir todas las consecuencias de sus lamentables hechos?

Como él, hay tantos que no logran captar que ellos tuvieron en sus manos la opción de actuar correctamente o no. Nadie más que ellos son responsables por el daño tan nefasto que hicieron. 

Hay muchos que solo asumen la responsabilidad de sus actos cuando las cosas van bien. Gerentes de empresas que salen a hacer ruedas de prensa cuando las utilidades son muy buenas y pareciera que trabajaran solitos… pero si las pérdidas son agobiantes, no desperdician un minuto al hablar de “trabajo en equipo”. 

Tomemos las riendas de nuestra vida, seamos consecuentes y coherentes. Seamos conscientes sobre el hecho de que cada decisión, cada acto y cada intención tendrán una repercusión. No le huyamos al peso que esas repercusiones tienen en nuestras vidas y en quienes nos rodean. Paremos ya mismo de buscar responsables ajenos a nosotros mismos. Levantemos la mano y digamos “fui yo”. Solo así podremos aprender y realmente evolucionar como sociedad y como seres humanos. 



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